Artículo de psicología | PSICOLOGÍA ARIAS

La belleza y el placer refuerzan el sistema inmune

Contemplar maravillas como el Gran Cañón del Colorado y el techo de la Capilla Sixtina, o escuchar el Ave María de Schubert, puede potenciar las defensas del cuerpo, según una nueva investigación de la Universidad de California en Berkeley (EE.UU.).

Los investigadores han relacionado las emociones positivas -especialmente el asombro que sentimos cuando somos tocados por la belleza de la naturaleza, el arte y la espiritualidad- con niveles más bajos de las pro-inflamatorias citocinas, que son proteínas que indican al sistema inmunológico que trabaje más duro. "Nuestros hallazgos demuestran que las emociones positivas se asocian con los marcadores de buena salud", afirma en la información de la universidad Jennifer Stellar, investigadora postdoctoral en la Universidad de Toronto (Canadá) y autora principal del estudio, que se llevó a cabo mientras estaba en Berkeley.

Aunque las citocinas o citoquinas son necesarias para pastorear las células hacia los campos de batalla del cuerpo para que combatan las infecciones, las enfermedades y los traumatismos, altos niveles sostenidos de ellas se asocian con peor salud y trastornos tales como diabetes tipo 2, enfermedades del corazón, artritis e incluso la enfermedad de Alzheimer y la depresión clínica.

Durante mucho tiempo se ha considerado que una dieta saludable y dormir mucho y hacer mucho ejercicio refuerzan las defensas del cuerpo contra las enfermedades físicas y mentales. Pero el estudio de Berkeley, cuyas conclusiones se acaban de publicar en la revista Emotion, es uno de los primeros en estudiar el papel de las emociones positivas en ese arsenal. "Que la fascinación por la belleza promueva niveles saludables de citocinas sugiere que las cosas que hacemos para experimentar estas emociones -un paseo por la naturaleza, perderse en la música, ver arte- tienen una influencia directa sobre la salud y la esperanza de vida", asevera el psicólogo de Berkeley Dacher Keltner, co-autor del estudio.

EXPERIMENTOS

En dos experimentos separados, más de 200 adultos jóvenes informaron en un día concreto del grado en que habían experimentado emociones positivas como la diversión, el asombro, la compasión, la alegría, el placer, el amor y el orgullo. Muestras de tejido de las encías y la mejilla -conocidas como trasudados de mucosa oral- tomadas ese mismo día mostraron que los que experimentaron más emociones positivas, especialmente asombro, admiración y fascinación, tenían los niveles más bajos de la citocina interleucina 6, un marcador de la inflamación.

Además de con las enfermedades autoinmunes, las citoquinas elevadas se han ligado a la depresión. Un estudio reciente encontró que los pacientes deprimidos tenían niveles más altos de la citoquina proinflamatoria conocida como TNF-alfa que sus contrapartes no deprimidas. Se cree que al señalizar al cerebro que produzca moléculas inflamatorias, las citocinas pueden bloquear hormonas y neurotransmisores clave -tales como la serotonina y la dopamina- que controlan los estados de ánimo, el apetito, el sueño y la memoria.

En respuesta a por qué el asombro o fascinación sería un potente predictor de niveles bajos de citoquinas pro-inflamatorias, el nuevo estudio postula que "el asombro está asociado con la curiosidad y el deseo de explorar, lo que sugiere respuestas conductuales antitéticas a las que se observan durante la inflamación, momentos en los cuales los individuos suelen alejarse de los demás miembros de su entorno", explica Stellar. En cuanto a qué fue primero -las citoquinas bajas o los sentimientos positivos- Stellar reconoce que no puede decirlo con seguridad: "Es posible que el tener citoquinas inferiores haga que la gente sienta más emociones positivas, o que la relación sea bidireccional".

Además de Stellar y Keltner, otros co-autores e investigadores del estudio son Neha John-Henderson, de la Universidad de Pittsburgh, y Craig Anderson, Amie Gordon y Galen McNeil, de UC Berkeley.